“Latinas Candentes 6”, una novela sobre la pornografía.

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Por: Mónica Maristain

Le divierte al escritor mexicano Fernando Lobo que su reciente novela publicada por Almadía, Latinas Candentes 6, sea comparada con la obra de John Fante (1909-1983), autor entre otras de Pregúntale al polvo y La hermandad de la uva. Eso sí, Lobo quiere dejar bien claro en la entrevista con sinembargo que nunca le ha perdonado al escritor estadounidense que se haya puesto moralista cuando su novia decidió fumar marihuana. Hay algo también de Michel Houellebecq en la novela de Fernando, por lo que tiene de manual de instrucción para utilizar y analizar la pornografía. Sin embargo, aun con tantas referencias, Latinas Candentes 6 es un libro con la diversión asegurada, poseedora de un estilo fresco, vertiginoso y absurdo que revela las notables capacidades narrativas de su autor. Sexo explícito desde el primer plano, dice el boletín de prensa distribuido por la editorial. Lo cierto es que esta historia de mascotas que corren peligro de muerte por atiborrarse de malvaviscos y de estrellas del cine porno venidas a menos, es en el fondo un tratado de la soledad y el desamor. Por lo pronto, la vida aciaga de Edi Montoya, un millonario productor de cine tres equis, es el reflejo de cuán poco inteligente puede ser un hombre a la hora de reaccionar frente al abandono amoroso. Vale decir, un hombre puede largarse a llorar o convertirse en megalómano y gastarse unos cuantos miles de dólares tirando una Hummer a un precipicio. Montoya pertenece a la segunda clasificación.
El experimentado tiburón del Valle de San Fernando, cuna del mejor cine porno mundial, acaba de ser dejado por su esposa Magda, quien se llevó el hijo de ambos y le dejó los peces a su (mal) cuidado. Para encajar el golpe, Edi se refugia en su último proyecto, una película de intrigas internacionales donde agentes y espías se persiguen para acoplarse  compulsiva, acrobáticamente.

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–      ¿El libro te salió tal cual se lee, de una sentada? –      No, no, hubo mucho tiempo de documentación, casi tres años de ir urdiéndolo hasta dejar que los personajes comenzaran a hacer lo que se les viniera en gana. Tanto Edi como Sonia terminaron por sorprenderme mucho. El abandono de Magda al principio era un pretexto para desarrollar la trama, pero luego produjo todas esas cosas en el personaje de Edi. –      Bueno, lo más normal es que se pusiera en contacto con sus sentimientos y llorara porque lo dejaran, no que quisiera tirar una Hummer a un precipicio… –      El concepto de normalidad es el gran problema que plantea el libro. Decidí contar la historia en el Valle de San Fernando, porque en México la actividad pornográfica es semiclandestina y tiene peculiaridades un tanto gangsteriles. En Estados Unidos, en cambio, el personaje es un creativo, un contribuyente. –      Está desesperado pero no lo quiere aceptar… –      Su desesperación se expresa a través del insomnio, algo que puede ser aterrador para quien lo padece. Llorar no puede, porque en el porno el gran tabú es mostrar emociones. La frase prohibida en este mundo es decir te amo. No hay cariño, no hay contacto con los cuerpos. –      Qué angustiante que Edi se olvide a diario de alimentar a los peces y que el autor no le dé la oportunidad de redimirse en ese sentido… –      Edi me sorprendió mucho con varias de sus actitudes. En el libro impreso descubrí la enorme atracción que siente por una de sus actrices, Charo. Y con respecto a los peces no termino de entenderlo. Creo que es una venganza hacia Magda. Él quiere que ella vuelva, pero al mismo tiempo hace todo lo posible por evitarlo. –      El libro es una gran carta a la mujer que se fue donde esboza ciertas reivindicaciones para el sexo masculino… –      Evidentemente Edi es un macho y Magda hasta lo que podemos saber es una mujer machista. –      Tu novela me hizo acordar a Fante, por lo que tiene de humor sucio y vertiginoso… –      Me empezó a caer gordo Fante cuando se pone de novio con una mujer que fuma marihuana y se convierte en una especie de inquisidor. ¡El borracho de Fante! Nunca había tenido una divergencia tan horrible con Fante como esa. Pero la verdad es que es un chingón. Es un californiano. Y yo mamo California por Fante, Bukowski y por Hunter Thompson, no precisamente por mis viajes a Los Ángeles, que son inexistentes.

SIN LLEGAR AL GRADO DE LA ADICCIÓN  FernandoLobo-1-2

Fernando Lobo (Ciudad de México, 1969), narrador y ensayista, ha publicado el libro de relatos Traslados/El expediente Baunman (1999), las novelas Relato del suicida (Almadía, 2007), No lo tomes personal (2008), Contacto en Cabo (2009) y el ensayo “Sentido común, simulación y paranoia” (2012). Coordinó el Taller de Narrativa de la Biblioteca Henestrosa (Oaxaca, 2006-2010), donde realizó las compilaciones Hebefrenia (2009) y Después del derrumbe, narrativa joven de Oaxaca (Almadía, 2009), ciudad en la que vive. –      ¿Eres un escritor y pornógrafo o sólo escritor? –      Sólo escritor. Entré al porno como un usuario, como un espectador, con el mismo afán que cualquier otro vicioso, sin llegar al grado de la adicción. Y la novela se me atravesó mientras miraba pornografía en la computadora. “En esos días el huracán Sylvia azotó las costas de California. Una de las vitrinas de mi galería reventó y el agua entró en un chorro justo sobre la tinaja. Las pelotas se esparcieron por mi sala de exhibición. ¿Sabes qué sucedió después? –      Supongo que usted llamó a la compañía de seguros.

–      Exacto. Los de la aseguradora llamaron a Beter y lo subieron a un vuelo en primera clase de Viena a Los Ángeles, escala en New York. El tipo llegó a mi galería, solicitó una manguera, llenó de agua la palangana, puso a flotar las pelotas y se regresó a Viena esa misma noche. ¿Sabes por qué? –      Porque si otra persona hubiera colocado las pelotas en la palangana, el certificado de autenticidad se habría invalidado y la pieza perdería su valor en metálico. –      Tú eres un chico listo. El arte nos brinda esta enseñanza, escucha: el dinero es una cuestión mental, una abstracción. Sólo tienes que pensarlo”. –      Como Houellebecq, además de describir la pornografía, también te refieres al arte contemporáneo –      Andaba con ganas de meterme de lleno en el arte contemporáneo, ya tenía la escena, incluso la palangana con pelotas que menciono en el libro. Ese objeto explica muchas cosas sobre nuestra percepción del mundo y del arte. La verdad es que en mi libro me pareció una conjunción muy afortunada, por un lado el porno y su consumo masivo, por el otro el arte contemporáneo, con su dejo de glamour y misterio.

Tomado de: SINEMBARGO.MX 

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