La Incultura Vial

Rosa Esther
Horizonte Ciudadano

Por: Rosa Esther Beltrán

En Saltillo la infraestructura vial se incrementó rápidamente en los últimos 10 años. Todavía en la década de los 90 a nuestra ciudad se la consideraba como un pueblote o algunos la llamaban despectivamente un rancho bicicletero.

Desde que se estrenaron los puentes de la gente comprobamos cada día que los saltillenses no estábamos preparados para esta “modernidad”, nadie, o muy pocos, atienden los límites de velocidad e igual se desconocen los derechos y obligaciones del peatón y de los ciclistas.

En los puentes el límite de velocidad es de 70 kilómetros por hora, no obstante, si usted va a esa velocidad por el carril izquierdo, cuídese, porque le lloverán insultos y si es mujer más y de quienes se tiene que cuidar en toda ocasión es de los taxis y camiones de carga y de pasajeros. Estos conductores son muy peligrosos y agresivos; si a nosotros nos falta cultura vial, para ellos, la verdad, casi no existe.

Diariamente se reportan en la prensa accidentes mortales por exceso de velocidad o por desconocimiento de las reglas de seguridad, tan simple como la carambola ocurrida el 15 de septiembre en la que el responsable se pasó del carril central al de baja velocidad sin guardar su distancia con lo que provocó impacto en cinco automóviles.

Aquí el uso de las direccionales no es atendido, si pides el paso a otro carril, lo más común es que te ignoren, más si se trata de un taxi o un autobús urbano; dicen que a los choferes del transporte público les dan capacitación, quién sabe qué les enseñarán, porque desde hace lustros que presumen la educación que les imparten y no vemos que haya cambios en ellos; esta semana el chofer Erik Edilberto Rosas derribó a una mujer con 6 meses de embarazo y además se dio el lujo de insultarla, las agresiones de los operadores urbanos son incontables y en muchos casos resultan verdaderos asesinos a causa de sus imprudencias y a ello súmele la impunidad de este gremio.

Ignoro cuál sea el lugar que Saltillo ocupa en cuanto a accidentes automovilísticos, pero lo cierto es que las autoridades municipales de todo el estado se caracterizan por promover una cultura recaudatoria y de sanción y no de prevención.

Muchas veces se ha analizado en estas páginas el desentendimiento de las autoridades municipales respecto a la necesidad de impulsar programas de cultura vial, pero no hay atención al respecto, el caos vial parece incrementarse con el tiempo; no transite usted por el bulevard José Musa de las 13:00 a las 15:00 horas porque en el tramo de Otilo González hasta Colosio, en las escuelas se forman dobles o triples filas, los conductores parecen manejarse con el, “¡Aquí me paro y a ver quién me mueve!” En esas zonas no hay agentes de tránsito, así que cada quién se defiende como quiere y puede. Es común que los cajones de estacionamiento para discapacitados sean invadidos por conductores que no son tales.

La cultura vial que desearíamos para nuestra ciudad y su área conurbada va mucho más allá de conocer y obedecer las reglas y señalamientos de tránsito; supone conducir con amabilidad y privilegiar la seguridad.
De igual manera, exigiría una actitud de respeto entre todos los participantes: quienes conducen vehículos motorizados o bicicletas o se trasladan a pie y por supuesto los agentes de Tránsito, dónde los hay, porque en la mayor parte de la zona urbana, éstos brillan por su ausencia.

La adopción de tales actitudes, valores y acciones sobre el desplazamiento vial no se produce de manera espontánea. El cambio de un tipo de cultura a otro tiene que ser promovido por alguien o por algunos y tendría que darse en diversos frentes, incluida la escuela y la familia, pero es la autoridad municipal quien debe encabezar los esfuerzos para modificar las prácticas de conductores y peatones.

La ciudad de México cuenta con un Decálogo del Peatón: No utilizo celular, audífonos o cualquier otra cosa que distraiga mis sentidos. Siempre cruzo la calle por el paso peatonal. Avanzo cuando el semáforo lo indique y los vehículos permanezcan en alto total. Me desplazo sobre la banqueta y camino por la derecha.

Uso los puentes peatonales. Veo a derecha e izquierda antes de cruzar. Hago contacto visual con los conductores. No suelto a mis hijos al momento de cruzar. Me detengo completamente en la entrada de los estacionamientos. Sigo las indicaciones de los agentes de tránsito.

Algo podrían hacer las autoridades para comenzar a promover el conocimiento de los reglamentos de tránsito y mejorar la cultura vial. ¿Hasta cuándo?

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