#COAHUILA: Zona de Tragedias

Rosa Esther

Horizonte Ciudadano.

Por: Rosa Esther Beltrán
En Piedras Negras las tragedias son periódicas, desgraciadamente. En el siglo 20 se registró la inundación de la ciudad en septiembre de 1932.

Esta semana se recordará que, en 1954, una crecida del Río Bravo provocó una grave inundación. Según narra la Crónica de Rigoberto Lozoya Reyes, una amplia zona de la ciudad quedó anegada, por lo que la evacuación de los pobladores hacia las zonas altas de la ciudad fue continua. Entonces se perdieron 60 vidas.

El 4 de abril de 2004, una repentina avenida del río Escondido, provocada por intensas lluvias en la Sierra del Burro, dejó un saldo de 31 muertos y 50 desaparecidos, así como millones de pesos en daños y entre 2 mil 500 y 4 mil damnificados. Como resultado de la inundación, que alcanzó hasta 2 metros de altura en las viviendas, ninguna se salvó de quedar inundada, 300 quedaron totalmente destruidas; el sector de Villa de Fuente fue el más afectado.

El 24 de abril del 2007, tres años después, cuando aún los pobres no se recuperaban de la inundación de 2004, un tornado de categoría 5, azotó de nuevo a Piedras Negras, especialmente en el sector de Villa de Fuente y los sectores aledaños. Dejó un saldo 7 mil afectados, 3 muertos y 15 desaparecidos.

En julio del 2010, los estragos del huracán “Álex” afectaron otra vez a esa ciudad fronteriza, que quedó incomunicada, igual que una gran parte de los municipios del norte del estado. En Piedras Negras 150 viviendas fueron afectadas.

En esa ocasión Ciudad Acuña registró 500 viviendas dañadas, y en Sabinas los daños fueron también cuantiosos, y aún hay damnificados que no se han recuperado de esta tragedia.

Esta enumeración no refleja, ni de lejos, el infortunio que la gente de menores ingresos ha padecido por estos siniestros, y ahora de nuevo están en una contingencia tan grave o más que las de 2004, 2007 y 2010.

En efecto, Piedras Negras se inundó de nuevo este mes y el agua llegó a un nivel de entre 1.60 y 1.80 metros en las viviendas, y al menos en mil de éstas se perdió todo. Las inundaciones en ese municipio y cinco más de las regiones Norte, Cinco Manantiales y Carbonífera, dejaron al menos 52 mil personas damnificadas, mil 500 de los cuales permanecen en refugios al perder total, o casi por completo, sus viviendas y daños estimados en 500 millones de pesos.

En Piedras Negras 54 escuelas fueron afectadas por las inundaciones y 10 han sido demolidas por presentar daños estructurales. La solidaridad de la población coahuilense no se ha hecho esperar, toneladas de alimentos y ropa han sido donados en el transcurso de varios días.

Desde hace más de una semana fluyen las donaciones para los afectados por la inundación; sin embargo, hay quejas de familias damnificadas que no tienen alimentos, duermen en el piso y han presentado infecciones de estómago y en la piel debido a que las autoridades no les habían llevado apoyos ni se habían fumigado sus casas.

Además, algunos comerciantes de esa ciudad fueron denunciados por lucrar con las necesidades y el dolor de los damnificados, al elevar los costos del agua de garrafón en un 100 por ciento. También se han alterado los precios de productos de la canasta básica y de la gasolina, por lo cual la Profeco ha aplicado sanciones.

Ayer se informó que, debido a las lluvias que inundaron la ciudad, el drenaje de la zona centro de Piedras Negras colapsó, por lo que será necesario cambiar la red al 100 por ciento con recursos del Fonden.

Pero eso no es todo. Como bien lo dijo Jesús Ramírez en estas páginas, si bien los tornados no se pueden predecir, las inundaciones y sus efectos están ligados a la corrupción y a la ineficacia de las autoridades.

Es lo habitual, que una vez que pasan los efectos más graves de las inundaciones, trombas o los tifones, las autoridades van arrinconando las labores de infraestructura que podrían prevenir nuevos embates de los fenómenos naturales, y sepultan en el olvido las renovaciones, las mejoras que se requieren para prevenir nuevos desastres.

La población nigropetense está demasiado agobiada por los efectos de la inundación, pero los comicios no se suspenderán. Ahí siempre han votado por el PRI, ojalá tuvieran tiempo para evaluar lo que este partido les ha dado, desastre tras desastre, sin el menor intento de hacer mejoras que prevengan catástrofes como la que ahora padece el municipio.

PNegras

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